Mariposas misioneras

Y me vi entre mil caminos

muchos de ellos teñidos en blanco y negro

otros multicolores invitándome a caminar.

Mi cerebro giraba y giraba y la sociedad presionaba.

Finalmente seguí mis sentimientos

y no lo niego

hubieron dedos que me señalaban

diciéndome que de la felicidad no se come.

Comencé con el corazón en mis manos

y reforcé lo que sentía y pensaba.

Día a día fui tomando conciencia de la responsabilidad

del peso que recaía sobre mí

me propuse caminar aprendiendo, enseñando

sabiendo que podían existir rocas movibles e inmovibles

daba igual, nadaría, volaría, las pasaría.

Cada palabra expuesta

en el círculo de personas

penetraba en mí

el corazón crecía

un desafío tocó cada una de mis células

comprobaría lo que creía existía en mí

decisivos movimientos en mis pies.

De pronto me vi cubierta por géneros azules

y rodeada por rostros

que como rompecabezas hilaban mi futuro con el presente.

Puse en práctica.

Ahora mi cuerpo, mi voz

demostraban y expresaban

lo que habitaba en mi alma

en mi piel, en mi mente.

Y me dejé llevar

conocí y disfruté.

Labios contentos murmuraban al viento

“he degustado mi futuro y sabe mejor de lo que imaginé”…

Queda por vivir

 y que agradable saber que hay que vivirlo

 he sentido el rol docente que da el paso

 a cada latido del corazón

 hoy puedo expandir mis alas

 ser y hacer cambios.

 Dichosa misión adquirida que hace vibrar mi sangre.